Adiós, pequeña, adiós

Lloros, lamentos, pañuelos al viento, lágrimas, congoja y un estricto luto domina el ambiente. Es es que la despedida puede ser dura, muy dura. Sobre todo para los fieles, los seguidores inquebrantables, los discípulos de un estilo de vida contracorriente. No, no hablamos de Fidel Castro, como algunos pensarán, aunque no quisiera desaprovechar la ocasión para felicitar a los miembros de la ONU. Amigos, se acabaron los discursos de más de cuatro horas. Tres hurras por la concisión, la brevedad y la concreción.

Derrotados, apartados, aislados, dejados atrás. La tristeza de los marginados. No, no hablo de los usuarios del HD-DVD de Toshiba, aunque un abrazo desde aquí a todos los geek que se postularon por el nuevo sistema, hartos de la posición de fuerza de Sony en el mercado tecnológico, y de los usuarios de XBox 360. Felicidades a los sibaritas de la Playstation 3, ya que al final los 400 euros puede que no hayan sido tan despilfarrados como empezaban a temer. E igualmente a los usuarios de Beta, que se estarán partiéndose de risa, mascullando el tópico "¿A que jode?" (rezo porque no haya un usuario de Beta y HD-DVD. No puede haber un dios tan malo).

No, mis lamentos no son para los castristas ni para los HD-DVDistas. Es para todos aquellos usuarios de Polaroid que se enteraron ayer que la compañía fotográfica va a dejar de fabricar el negativo necesario para su pieza de coleccionista (ya que desde hace un par de años también se dejaron de fabricar). El gigante digital se ha cobrado una nueva víctima y ya no veremos más esas pequeñas muestras de presente enmarcadas en blanco. Paradójico en la cultura actual de la inmediatez.

 

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