La sombra de una duda



¿Será real? ¿Será cierto o tan sólo un nuevo espejismo en el desierto de la desesperanza y del deseo asesino que me está produciendo la informática? No lo sé, pero de momento trato de disfrutar de los maravillosos momentos que me concede (fijo que para joderme de nueva la vida y hacer que la caída sea más dura) este pequeño bastardo que entró en mi vida unas aciagas navidades del 2004. ¿Y ahora qué va a pasar? No lo sé, pero el abánico de posibilidades es infinito. Lo único que me congratula es pensar que estoy ayudando, colaborando en el futuro laboral de un amigo y compañero (bueno, más bien al revés). ¿Qé va a suceder? Vuelva usted mañana, que mañana, más aunque seguro que no es mejor. Se lo dice un optimista bien informado.

 

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