Un día de furia

1 de septiembre y todo vuelve a la normalidad o, mejor dicho, a lo cotidiano. Más metros, más gente en los vagones, más sudores, más viandantes en las calles, más coches, más atascos, más trabajo, más, más, más. 1 de septiembre y las playas, montañas y restos de lugares de veraneo se vacían para pasar a poblarse las aceras de las calles. La gente vuelve a sus trabajos y se ven más caras de tristeza a las 8 de la mañana. 1 de septiembre y los clientes empiezan a llamar para pedir más informes, estudios, valoraciones, cálculos y presentaciones que acabarán en el fondo de un cajón o desbordarán las papeleras. 1 de septiembre y ya es imposible ver la placa del kilómetro cero en la Puerta del Sol. 1 de septiembre, se acabaron las vacaciones

 

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