El secreto de mi éxito
miércoles, 11 de enero de 2006
En una semana vencía el contrato de un año que tenía firmado con la empresa. No padecía ningún tipo de nerviosismo ya que imaginaba que mis superiores tratarían de prorrogar la relación laboral que me una a ellos, independientemente de la fórmula a emplear para suscribirla, ya fuera con un contrato fijo, por obra u otro alguno de la increible variedad de contratos laborables existentes para paliar la rigidez laboral existente. Y así ha sido. El lunes mi jefe me comunicó que había pasado orden a RR.HH. para que me renovaran y dado que ya había superado el plazo máximo establedico por ley para contratos en prácticas (2 años), se me iba a hacer un contrato fijo. ¡Iuju! ¡Contrato fijo!¡Soy fijo! .... ¿Y QUÉ? ¿En qué ha cambiado mi vida? ¿Soy mejor persona? ¿Soy mejor trabajador? ¿Me siento más satisfecho con mi empleo? ¿Siento una mayor seguridad en mi estado laboral? Todas las preguntas desembocan en la misma respuesta, NO. Mi vida no ha cambiado. No me veo más estilizado, ni me ha crecido el pelo, las mujeres siguen sin desearme ni el resto del sexo masculino me admira. Si al menos me hacen buena subida de sueldo...
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Y, obviamente, ahora que tienes un trabaje "estable" y remunerado, pasas a ser nuestro proveedor oficial de bebidas en la Copa del Rey.
He dicho.
Lo que pasa es que las truchas son de Río, y tu vives en López de Hoyos, trabajas en una consultora madrileña y tomas copas de 43 ...
Eres una especie de ejecutivo con traje de pana, jeje