Tú a Boston y yo a California
miércoles, 26 de abril de 2006
Que vaya por delante que mi pronóstico para la vuelta de las semifinales de la Champions League era de empate a cero en Vila-Real y de 0-2 en el Camp Nou. Por lo que parece, mi futuro no se encuentra tras una bola de cristal.
Ayer el fútbol, un deporte que supuestamente engrandece, fue cruel con un sueño, humilló a una pequeña población, desgarró el alma de una afición. Ayer el destino derrumbó el mito de un ídolo local, acabó con el dios del balompié de Vila -Real. Sufrio la pena máxima. El garrote vil que ya han probado otros gigantes del fútbol, convertidos en meros mortales por un simple punto de cal. Riquelme demostró algo que nadie quiso saber nunca. Que es humano, y por tanto falible. A mí me demostró otra: que está más cerca que nunca de ser de un deidad.
El Barça sí que conocerá París. Ellos son un Olimpo terrenal. Las 11 maravillas del mundo. El sueño materializado. El gusto por lo sublime. El orden de la perfección. Son todo. Bueni casi. Les falta solo una cosa. Convencer a Santo Tomás, patrón de los incrédulos y descreídos y protector de la copa orejuda. Vencereís y convencereís.
Etiquetas: Deporte
estoy a punto de llorar con tus líneas pro-blaugranas.
Hay que tener fé, el equipo esta dando motivos para ello.
VISCA BARCA y ... PUXA ASTURIES !!!