El profesor chiflado
viernes, 8 de septiembre de 2006
Previo al fin de semana, esos dos míseros días que se te conceden a la semana para que sepas que estás vivo, y que malgastamos en el sofá de casa y estresándonos la tarde de domingo pesando en los cinco días siguientes que nos tocan antes de alcanzar el paraíso de nuevo, uno de los socios de la empresa y, por ende, uno de mis innumerables jefes, me ha saltado: ¿Qué tal? Oyes, ¿estás cogiendo unos kilos, no? Increible verdad? No es que mis medidas correspondan al canon, pero precisamente ahora que estoy soltando lastre... En un micra de segundo me he debatido entre dos respuestas:
A) Pues precisamente ahora estoy en la trayectoría inversa.
B) Pero tú eres gilipollas, Mr Propper de mierda?
Mis reflejos felinos han evitado que mi fin de semana sea, accidentalmente, más largo de los normal. Creo que ahogaré las penas bajo una bolsa de Dippas.
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