¡Qué bello es vivir!
jueves, 7 de septiembre de 2006
Soy el último en hablar de ello, pero no me importa. Si no lo hago, reviento. Obviamente, me refiero al Campeonato del Mundo de baloncesto en el que la Selección Española se erigido como la mejor. Porque esa es la verdad. Ha ganado el mejor equipo, el que ha desplegado el mejor juego.
Todo ha ido como un guión de película. Tras la decepción del Europeo del pasado año, con la castástrofe ante Francia, cambian de entrenador y llega uno nuevo. El equipo empieza a jugar y deslumbra. Pero alcanzan las semifinales y su estrella se lesiona. El dramatismo llega a su cénit con el fallecimiento del padre del entrenador. Y a partir de ahí, un bucle de emociones que nos arrastra hasta el final: las camisetas de los jugadores de la Selección en apoyo a Pau, las lágrimas del jugador con la victoria, el abrazo con su hermano, los gestos del míster en memoria de su difunto padre, Gasol que levanta la copa en vez del capitán, Gasol como MVP... Sólo falto las canasta en el último minuto, aunque, bueno... Garbajosa y Berni ya metieron dos triples en el último segundo del segundo y tercer cuarto. Sí, creo que la peli ya está terminada.
Todo el mundo ha ensalzado al equipo en sí pero yo quiero nombrar a dos personas únicamente. A Gasol, el mejor jugador de baloncesto en la historia de este país. Sin ninguna duda. No ha fallado ni un sólo partido. Es la figura, el faro, el guía de no sólo la selección si no de cualquier persona que juegue a baloncesto en este país. Es bueno, muy bueno. Pero lo mejor de todo es que lo sabe y emplea su calidad en hacer mejores a los demás. Él se merece la copa, el MVP, el Príncipe de Asturias y todos los honores que pueda recibir un deportista.
La segunda persona a la que hay que rendir honores es Don José Vicente Hernández. No lo pongo en mayúsculas porque el cuaderno de estilo dice que no... ¡qué narices! DON JOSÉ VICENTE HERNÁNDEZ. Pepu. Desde el domingo, el mejor entrenador del mundo (sumando su cuerpo técnico, que es impresionante). Conseguir que tu equipo juegue al mejor baloncesto es impresionante. Llevar a tu equipo, en tu primer año, a la final del campeonato del mundo es superlativo. Ganar la final, gracias a una lectura magistral del encuentro, a pesar de que tu padre haya fallecido horas antes te convierte, sin duda, en un persona extraordinaria.
Gracias Pau, a ti y a tus amigos, por enseñarnos que podemos ser mejores, independientemente de lo que seamos cada uno.
Gracias Pepu, por hacer felices a millones de persones por una vez en su vida.
Gracias a los dos, por enseñarnos que la vida puede ser maravillosa.
Etiquetas: Deporte
(Lo del Príncipe de Asturias me sigue pareciendo una chapuza).