Bye bye love
jueves, 1 de marzo de 2007
Cuando salí de la sucursal, me dieron ganas de darme media vuelta y cual Luis Tosar o Laia Marull, gritar rompiéndome la voz "¡A tomar por culo todos!". El lunes cerré mi cuenta en Caja Madrid, por fin, y paso a ser uno de los usuarios de fresh banking. Lo mejor de todo es que los miserables de Caja Madrid me ofrecieron incluso el último día una nueva anécdota, por no decir una prueba más de su incongruentey anárquica gestión.
Tras aquel episodio, digno de una película de Berlanga, que me situó a mí a la altura de Paco Martínez Soria en Don Erre que Erre, me personé la pasada semana en la oficina más cercana a mi nuevo domicilio para cerrar la cuenta de Caja Madrid. Escarmentado de anteriores vicisitudes, llevaba mi libreta conmigo con la esperanza de no tener que requerir de más visitas a la sucursal para formalizar la clausura de la cuenta abierta. La empleada de ventanilla me confirmó mi sospechas: la oficina de origen era la que tenía que realizar la operación. Incongruente, absurdo, ilógico, arcaico fueron algunos de los adjetivos empleados pero como mi deseo era cerrarla de una maldita vez me plegué a sus imposiciones. Entregué mi libreta para ello y me marché con la esperanza que en un par de días mi relación con Caja Madrid hubiera finalizado. Obviamente fue un error de iluso e inocente, ya que al día siguiente me llamaron desde mi oficina en Gasteiz, aquella que no he visitado no más de cinco veces y me solicitaron que entregara mi tarjeta en cualquier oficina para poder dar de baja mi cuenta. Aquello me brindó la oportunidad de disfrutar de mi venganza.
-Si le entrego mi tarjeta, y dado que ya tiene mi libreta, en el caso de que haya algún problema, ¿cómo podré disponer de mi dinero?
-Con su DNI
-Disculpe, pero ustedes no permiten sacar dinero sólo con el DNI. Es más, tengo prohibido disponer así de mi dinero según una de sucursales en Madrid.
-De todas maneras, no va a haber ningún problema.
-Eso espero aunque me extrañaría.
El absurdo pierde siempre su sentido. De todas maneras, me hubiese quedado más a gusto con el corte de mangas.
Tras aquel episodio, digno de una película de Berlanga, que me situó a mí a la altura de Paco Martínez Soria en Don Erre que Erre, me personé la pasada semana en la oficina más cercana a mi nuevo domicilio para cerrar la cuenta de Caja Madrid. Escarmentado de anteriores vicisitudes, llevaba mi libreta conmigo con la esperanza de no tener que requerir de más visitas a la sucursal para formalizar la clausura de la cuenta abierta. La empleada de ventanilla me confirmó mi sospechas: la oficina de origen era la que tenía que realizar la operación. Incongruente, absurdo, ilógico, arcaico fueron algunos de los adjetivos empleados pero como mi deseo era cerrarla de una maldita vez me plegué a sus imposiciones. Entregué mi libreta para ello y me marché con la esperanza que en un par de días mi relación con Caja Madrid hubiera finalizado. Obviamente fue un error de iluso e inocente, ya que al día siguiente me llamaron desde mi oficina en Gasteiz, aquella que no he visitado no más de cinco veces y me solicitaron que entregara mi tarjeta en cualquier oficina para poder dar de baja mi cuenta. Aquello me brindó la oportunidad de disfrutar de mi venganza.
-Si le entrego mi tarjeta, y dado que ya tiene mi libreta, en el caso de que haya algún problema, ¿cómo podré disponer de mi dinero?
-Con su DNI
-Disculpe, pero ustedes no permiten sacar dinero sólo con el DNI. Es más, tengo prohibido disponer así de mi dinero según una de sucursales en Madrid.
-De todas maneras, no va a haber ningún problema.
-Eso espero aunque me extrañaría.
El absurdo pierde siempre su sentido. De todas maneras, me hubiese quedado más a gusto con el corte de mangas.
Etiquetas: Yo...
2 Comments:
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Paciencia, lo conseguirás!!
Que mal me caen los empleados de cajas de ahorros... xDDD