Los peores años de nuestra vida


Acaba de finalizar la participación del Baskonia en la Final Four de Atenas y sólo hay una palabra que puede definir el papel representado por el equipo: lamentable. Desde su primera participación en un final europea, el equipo ha ido desarrollando un juego cada vez menor. Si en la serie a cinco partidos contra la Kinder de Ginobili, un equipo inferior al finalmente campeón consiguió forzar un quinto partido con un cuarto encuentro memorable, en las sucesivas oportunidades el papel desempeñado ha sido de menor lustre. Tras unos años sin conseguir alcanzar las series finales, con la celebración en Moscú de la Final Four, Baskonia fue uno de los cuatro elegidos e incluso venció al anfitrión pero salió derrotado en la final ante un inconmensurable Maccabi de Jasikevicius. Tomó al año siguiente la revalida en Praga tras dejar al Panathinaikos en cuartos de final venciendo en el temible OAKA, pero esta vez hincó la rodilla en semifinales, nuevamente, ante los israelíes, con un juego efímero, liviano, reflejando un equipo desdibujado adoleciente de un desarrollo ofensivo claro. Al menos, el equipo limpió el hollín de ir a remolque de los macabeos durante la primera tanda en la final de los perdedores, venciendo al Barça y alcanzando el dudoso privilegio de nombrarse tercer mejor equipo de Europa.

Y este año... más de lo mismo. En realidad, menos aún, ya que, a pesar de que el abuso al que le sometió el anfitrión, Panathinaikos, no es comparable al del pasado campeonato, Baskonia sin la sección turca no ha conseguido vencer por el tercer puesto a un Unicaja diezmado, lastimado, lamiéndose las heridas del perímetro y de la pintura que han supuesto las bajas de Berni y Cabezas y la lesión de Santiago. La ausencia de un patrón ofensivo, la elevada dependencia de la estrella argentina, los pocos recursos alternativos, la tendencia a elegir la opción menos conveniente, la falta de carácter, la endeblez mental, son los síntomas de la enfermedad, al parecer, endémica. Y no parece que el cambio de patrón sea la cura, si no un placebo.

 

1 Comment:

  1. Anónimo said...
    Para mi la final contra el Kinder tiene bastante menos mérito que las otras tres. Primero pq sólo se trataba de "media" Euroliga y, segundo, pq al Baskonia le tocó el lado facilito del cuadro.

    Quedar tercer o cuarto a mi me da completamente igual. De hecho, no suelo ver ese partido ni cuando lo juega el Barça. Deberían eliminarlo.

    De todos modos, no te preocupes, si vas llegando, algún día te toca el premio. Para nosotros fue a la octava... espero que a vosotros os cueste menos.

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