Ese oscuro objeto del deseo
lunes, 11 de febrero de 2008
Los cuatro días del baloncesto nacional por excelencia se han acabado y es el momento de realizar el análisis y las oportunas conclusiones (siempre desde el televisor, ya que no he podido conseguir ni una mísera entrada).
Equipos
Equipos
Desde el testimonial Pamesa, que hasta en el calentamiento fue derrotado, el desastroso Barça, el dependiente Akasvayu y el combatiente Unicaja, pasando por el profesional Madrid y el diezmado iurbentia, hasta llegar al profesional pero poco versátil Baskonia y al deslumbrante Joventut.
Pamesa dio lástima en el torneo y las únicas palabras que se me ocurren es que se presentó al partido. Akasvayu pagó su elevada dependencia de Gasol, algo maltratado por los árbitros, y volvió a caer en cuartos de final. Unicaja, siguiendo con su tónica de este año, con un equipo diezmado por los malos fichajes y las lesiones, tiró de cuaderno de jugadas y del tesón de los jugadores y puso en aprietos al Baskonia. El Barça se mostró indolente, caótico, perdido y capituló ante el baloncesto sencillo y directo que plateaba el iurbentia. Los vascos cayeron en semifinales después de ver recompensada su ilusión con las semifinales y la derrota al menos por la mínima ante el eterno rival. Ataques sencillos, lucha constante, juego en equipo, la falta de medios justifica su derrota (ésta, y quizás futuras antes las bajas de Recker y Rancik). El Madrid perdió a Bullock y no pudo con los campeones verdinegros. Fue el equipo de la liga en los cuartos pero la ausencia del entonado escolta demostró un grado de dependencia del mismo. El Baskonia fue de menos a más, atenazado con los nervios del anfitrión posiblemente pero demostrando siempre sus carencias (ataques poco elaborados, raquíticas defensas, exceso de individualismo) que se engloban en la poca imaginación. El Joventut desplegó su juego característico, rápido, en ocasiones frenético, plástico, versátil e imaginativo. Con cierto grado de dependencia también de Rudy, y con el bajón de juego que sufre Barton, pasó apuros, pero al final ganó el mejor.
Una pequeña que me llamó la atención. La dependencia de todos los equipos respecto a uno de sus jugadores. Akasvayu de Gasol, Madrid de Bullock, Joventut de Rudy (Ricky es un genio pero no tiene todavía la entidad del jugador determinante que es su compañero hoy en día), iurbentia de Weis, el Barça de Lakovic (o de sus triples) y Baskonia de Prigioni. Unicaja y Pamesa son los únicos que no la observé, aunque seguramente perdieron por ello.
Aficiones
Siempre importantes aunque sólo se repartan la mitad del aforo, las furboleras fueron testimoniales (en mayor medida la culé), y de similar tónica la valenciana. Los gerundenses se mostraron ilusionados por el proyecto actual y fueron unos cuantos. Los malagueños fueron bastante menos que la anterior, probablemente por los problemas de conseguir abonos en esta ocasión. Imaginativa la de la penya, con su Ricky abusón y Esto es baloncesto. Respecto a las vascas, quedaron algo deslucidas ambas. La bilbaína, que no revendió sus abonos, fue en tromba, pero voces como De-fen-tsa deslucieron otros como Que bote La Casilla u otras referidas al miedo de los baskonistas como el arreón final de su equipo en los últimos dos minutos. La gasteiztarra, un clásico de las copas se vio deslucida por la burguesía baskonistas y por los dos principales sectores y guías, la txaranga e Indar. Más de uno lamentó que la copa fuera en casa. A pesar de ello, cumplió como siempre. (Inconmesurable con su Que bote La Casilla al finalizar la semifinal)
Pamesa dio lástima en el torneo y las únicas palabras que se me ocurren es que se presentó al partido. Akasvayu pagó su elevada dependencia de Gasol, algo maltratado por los árbitros, y volvió a caer en cuartos de final. Unicaja, siguiendo con su tónica de este año, con un equipo diezmado por los malos fichajes y las lesiones, tiró de cuaderno de jugadas y del tesón de los jugadores y puso en aprietos al Baskonia. El Barça se mostró indolente, caótico, perdido y capituló ante el baloncesto sencillo y directo que plateaba el iurbentia. Los vascos cayeron en semifinales después de ver recompensada su ilusión con las semifinales y la derrota al menos por la mínima ante el eterno rival. Ataques sencillos, lucha constante, juego en equipo, la falta de medios justifica su derrota (ésta, y quizás futuras antes las bajas de Recker y Rancik). El Madrid perdió a Bullock y no pudo con los campeones verdinegros. Fue el equipo de la liga en los cuartos pero la ausencia del entonado escolta demostró un grado de dependencia del mismo. El Baskonia fue de menos a más, atenazado con los nervios del anfitrión posiblemente pero demostrando siempre sus carencias (ataques poco elaborados, raquíticas defensas, exceso de individualismo) que se engloban en la poca imaginación. El Joventut desplegó su juego característico, rápido, en ocasiones frenético, plástico, versátil e imaginativo. Con cierto grado de dependencia también de Rudy, y con el bajón de juego que sufre Barton, pasó apuros, pero al final ganó el mejor.
Una pequeña que me llamó la atención. La dependencia de todos los equipos respecto a uno de sus jugadores. Akasvayu de Gasol, Madrid de Bullock, Joventut de Rudy (Ricky es un genio pero no tiene todavía la entidad del jugador determinante que es su compañero hoy en día), iurbentia de Weis, el Barça de Lakovic (o de sus triples) y Baskonia de Prigioni. Unicaja y Pamesa son los únicos que no la observé, aunque seguramente perdieron por ello.
Aficiones
Siempre importantes aunque sólo se repartan la mitad del aforo, las furboleras fueron testimoniales (en mayor medida la culé), y de similar tónica la valenciana. Los gerundenses se mostraron ilusionados por el proyecto actual y fueron unos cuantos. Los malagueños fueron bastante menos que la anterior, probablemente por los problemas de conseguir abonos en esta ocasión. Imaginativa la de la penya, con su Ricky abusón y Esto es baloncesto. Respecto a las vascas, quedaron algo deslucidas ambas. La bilbaína, que no revendió sus abonos, fue en tromba, pero voces como De-fen-tsa deslucieron otros como Que bote La Casilla u otras referidas al miedo de los baskonistas como el arreón final de su equipo en los últimos dos minutos. La gasteiztarra, un clásico de las copas se vio deslucida por la burguesía baskonistas y por los dos principales sectores y guías, la txaranga e Indar. Más de uno lamentó que la copa fuera en casa. A pesar de ello, cumplió como siempre. (Inconmesurable con su Que bote La Casilla al finalizar la semifinal)
Capítulo aparte dos aficionado del Gran Canaria, que consiguieron hacer cantar Pio, Pio a todo el Buesa Arena.
Organización
Puede que exista alguna razón para repartir la mitad de los abonos entre seguidores y la otra mitad dedicarla a compromisos pero lo que parece que no tiene justificación alguna es pedir 200 euros para semifinales y final en taquilla, de abonos devueltos por socios de equipos derrotados, teniendo en cuenta que, inicialmente, el abono más caro para los cuatro días era de 230 euros. Otro abuso de poder, junto con el incremento de precios en un 60% respecto al pasado año.
Etiquetas: Deporte
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