Las razones de mis amigos

Los seres humanos tendemos a considerar magnánima nuestra apreciación particular. Los libros que leemos siempre son mejores que los que disfrutan los demás, la música de nuestros reproductores debería ser guía para los demás, y por supuesto, las películas que nos han conmovido, que han supuesto una catarsis en nuestro interior, son insistentemente recomendadas a compañeros y amigos. A raíz de este motivo nace este post, como crítica de dos recomendaciones realizadas, Interview y El señor de la guerra.

La primera es el remake de la película rodada por el malogrado cineasta Theo van Gogh, que realizó hace un año Steve Buscemi, protagonizándola igualmente junto con la compañía de Sienna Miller. Se trata de una conversación de noventa minutos entre un periodista político venido a menos una incipiente estrella juvenil del celuloide. El señor de la guerra, por otro lado, no es más que la disección de una traficante de armas protagonizado por Nicolas Cage.

Dos personajes, un ambiente reducido, claro ambiente teatral donde el continente no es relevante si no el duelo dramático entre dos personalidades encontradas, en ocasiones superpuestas, una pugna dialéctica, en la que el orgullo humano obliga, requiere de una victoria. Su punto más álgido lo alcanzaron Laurence Olivier y Michael Caine, con aquel combate dramático, de ingenio, engaños y trampas llamado La huella. Hitchock también nos deslumbró con La soga, tres personajes vivos en pugna constante por no descubrir al cuarto, en estado cadáver, en discordia. Lamentablemente, ni Theo van Gogh ni Buscemi se asemejan a Mankiewicz o al orondo inglés y la película resulta un ejercicio fallido sobre la moral, la integridad y aquellas miserias ocultas, los fantasmas del armario.

La película promete en sus inicios, con una presentación dinámica en la que tanto la presencia como los diálogos de los dos únicos protagonistas dibujan ambas personalidades. Asimismo, se vislumbran los motivos del enfrenamiento que debería sostener la película. A partir de ese momento, la historia, transcurridos cinco minutos en el piso de la actriz, cuando los cimientos de la historia se muestran más endebles, descubriendo la vacuidad del argumento y las costuras del camino, de la historia que desea contar el director. A diferencia de La huella, la historia no discurre, los diálogos no fluyen de una manera original, si no que se muestran como piezas de un rompecabezas, de un diseño predeterminado con un objetivo concreto. Y es por ello que la película va perdiendo sentido. Se atisba el desenlace mientras la historia pierde su valor y su sentido.

En el caso de la segunda recomendación, la vivisección del, teóricamente despreciable pero artificiosamente subyugador, traficante de armas tropieza en el mismo sentido. Con una constante voz en off, adecuada en su definición o idea pero vacua de contenido y sintético mensaje, a la presentación del personaje resulta interesante. Centrada en su execrable profesión de mercader de violencia, apela al insano interés por los intrincados caminos del tráfico ilegal, de la picaresca y el engaño, de la estafa y la negociación ilegal. Es el plano humano en el que en todo momento resulta artificial, vacío, con el único objeto de humanizar al personaje. Su encanto de bon vivant, de seductor, de zorro, su desprecio de la autoridad, y la existencia de una ser humano en el dorso de la moneda son los medios para lograr la identificación con el personaje.

No es más que el tipo de personaje de Cage el que sostiene la historia, la intrahistoria de una traficante, no la de ese traficante. Por ello, en el momento de personalizar la trama, ésta se derrumba, buscando un desenlace, un salvavidas que consiste en precipitarse por el camino de medio, el conocido y esperado.

 

3 Comments:

  1. Anónimo said...
    "Tendemos a considerar magnánima nuestra apreciación particular". Me encanta tu forma de escribir... Yo no creo que sea pomposa y engolada para nada. Sigue así, dando lecciones a ellos, a los idiotas. Puede que haya alguien que te diga que estas líneas tienen regustillo irónico. Para dada. Eres un "crack".
    Anónimo said...
    piker, deja de escribirte comentarios a tu propio blog como "anónimo"...
    :-P
    Citizen Betagarri said...
    Pues no tengo ni idea de quién se trata pero no me importaría saberlo.

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