Intolerancia

Como no quiero ser menos que nadie, yo también me voy a hacer eco del último asunto que más portadas de periódicos, más columnas y editoriales, más minutos en las tertulias y noticiarios radiofónicos y más titulares o cabeceros de informativos está ocupando desde el pasado 30 de diciembre de 2004, el llamado “plan Ibarretxe” o la reforma del Estatuto de Autonomía Vasco de Gernika.


Pero yo no quiero entrar en la idoneidad de su contenido ni en la validez de sus premisas políticas o acaso en la racionalidad o irracionalidad de las exigencias o planteamientos incluidos en la reforma. Yo tan sólo quiero constatar un hecho o en definitiva una incongruencia o paradoja.

La cantidad de votos recibidos por los partidos nacionalistas, es decir, PNV, EA, ERC, CiU, BNG, Batasuna, o cualquiera de sus declinaciones políticas, en las elecciones tanto autonómicas como en las pasadas generales constatan que un número elevado de la población, en torno al diez por ciento de la misma no se identifica con el país y/o no se considera español. Es decir, que aproximadamente cuatro millones de personas con derecho a voto en este país no acepta el modelo de Estado actual y variaría de gentilicio si de él dependiera. Por lo tanto, las declaraciones de los representantes del Gobierno así como de los principales partidos nacionales, PSOE y PP, están defendiendo un modelo de estado y una unidad geopolítica que en absoluto se corresponde con la realidad.

Está claro que ese diez por ciento de la población no supone un grave problema para la configuración actual del país pero es cierto, y aquí reside la gravedad del asunto, que los partidos políticos, especialmente el PP, y el Gobierno, hacen caso omiso de las necesidades de esa parte al evitar o rechazar el diálogo como vía de solución. Esos mismos partidos políticos, que aceptan y ensalzan la libertad democrática de este país, que en cada una de las elecciones promueven y alientan al pueblo a votar, denigran y ningunean la opinión transmitida por parte del pueblo que hace saber a través de las urnas su desapruebo con el modelo de Estado actual y su deseo de formar parte de una nación independiente.

No estoy de acuerdo con la reforma del Estatuto de Gernika planteada por el lehendakari Ibarretxe (más teniendo en cuenta que incluye la utópica creación de una nación llamada Euskal Herria) pero ello no quiero decir que esté de acuerdo con las declaraciones del secretario general de los populares, Mariano Rajoy, invitando al presidente de la nación a negar el diálogo con el lehendakari y casi convocando al poder judicial a que procese a Ibarretxe. ¿Si el PP había sido autorizado por el pueblo a apoyar la invasión de Irak, por qué negarle el derecho a los habitantes de Euskadi, a través de sus representantes electos, a abrir una vía de diálogo sobre el Estatuto vasco y presentar iniciativas, que podrán gustar o no al resto de la nación, pero que en definitiva son legales gracias al apoyo de una mayoría absoluta de la población vasca?

 

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