Amo los uniformes

Hoy es el primer viernes en muchos meses que me toca venir a trabajar en traje. Y no hay cosa que más me joda! En esta empresa, el último día laboral es el famosamente denominado casual day, día en el que te puedes vestir de sport, vamos, a gusto del consumidor, aunque manteniendo los límites que define la empresa tácitamente (nada de bermudas ni tops, en el caso de las mujeres, ni camisetas ofensivas ni sobrecargadas, estilo Blind Guardian o Helloween, siendo el ideal camisa y chinos). Yo, la verdad, es que no he hecho mucho caso de ello y suelo venir con pantalones anchos y la primera camiseta que pille.

Pero hoy me ha tocado venir con el mono de trabajo y me he puesto a pensar de nuevo en lo absurdo de la formalidad y la apariencia.. No entiendo para que hay que vestir de traje. Mi trabajo no mejora con esa vestimenta, más bien todo lo contrario, el hecho de sentirme incómodo con la ropa podría afectar a mi productividad. Además, yo nunca veo a mis clientes y cuando lo hago es con un preaviso de dos meses, así que la posibilidad de que les vea de improviso es más que imposible. Y si ya por último, alegáramos el tan manido argumento de que la apariencia es importante y permite consolidar la confianza en el cliente, yo me pregunto ¿la gente volvería a confiar su dinero a Mario Conde o Antonio Camacho? Muy elegantes los dos pero también comparten condena ambos. Definitivamente que razón tiene el refranero, el hábito no hace al monje y la mona, aunque se vista de seda, mona sigue siendo. Así que el próximo viernes me pongo la camiseta y con un poco de suerte, algún día más.

 

2 Comments:

  1. Anónimo said...
    Lo de ir de traje es un coñazo... a menos que la empresa te de un uniforme. Entonces es genial. No tener que pensar el que ponerse para trabajar es cojonudo. Era una de las cosas buenas de trabajar en Air France.
    Anónimo said...
    Mandaselo a tus jefes tal cual lo has escrito... igual te hacen caso o acabas en el inem xDD

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