Mal gusto

















La recientemente creada asociación antinacionalista Ciutadans de Catalunya, en la que destaca la figura de Albert Boadella, uno de los creadores de la compañía teatral Els Joglars, recibió la pasada noche durante la presentación de su plataforma la molesta visita de una treintena de independentistas catalanes pertencientes al colectivo Maulets. Incómoda no por lo que representan si no por el objeto de la visita. No, no era el hijo pródigo que vuelve a casa por Navidad, si no que el único fin era la crispación, la provocación, la gresca, tal y como sucedió.

















El fin de semana pasado, un jugador del Lazio, el incorregible Di Canio, se despidió con el saludo fascista de los seguidores laziales que se desplazaron al campo del Livorno. Siendo la hinchada local de un marcado carácter ultra izquierdista, el jugador , el mismo que tiene tatuado en su brazo derecho la palabra "DUX", del equipo romano, con una afición que recibe a los suyos con el grito de "¡Mussolini, Mussolini!", no trataba otra cosa que provocar. Respuesta: miles de brazos con los colores del Lazio elevaron su brazo derecho y gritaron "¡Boia chi molla!" (vieja consigna mussoliniana que vendría a significar "perro el que afloja") mientras el resto del estadio coreaba Piazzale Loreto, lugar donde fueron colgados los cadáveres del dictador italiano y su amante, junto al de otros jerarcas del régimen.

Cada día me da más vergüenza mirarme al espejo y ver que comparto algo con las personas. Espero que sea cierto el ADN del hombre y del cerdo son muy similares. Al menos, ellos sólo piensan en comer.

 

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