El regalo de Silvia

Ninguna Silvia me ha hecho regalo alguno pero es que era el único título de película que conocía con dicha palabra. Además, sale Bárbara Goenaga, ¿qué otra excusa necesito?

Al hilo del post anterior, este año no puedo quejarme de los regalos que me han hecho. Más bien todo lo contrarrio, ya que he recibido todo lo que más me apetecía. Hay van los cuatro regalos:


El libro de los cuentos completos de Saki. Se editó el pasado año por primera vez y en castellano, la obra breve en su totalidad de este escritor británico. Desconocido para mí, mi aita me recomendó una dosis de este narrador de historias concisas por tamaño pero gigantes en su sentido y su humor, y mi cuerpo no pudo evitar pedirme más. Su estilo, similar al de Wilde, en la sutileza demoledora, el fino uso de la ironía, mordaz hasta la médula, podré disfrutarlo gracias a mis compañeros de la mina, que tuvieron que recorrer una odisea para poder conseguir el libro.


La joya de la corona. La gran esperanza blanca. El paso anterior a la realidad virtual. Definitivamente, EL REGALO. Y descubrirlo a la seis y media de la mañana, eleva exponencialmente la perplejidad de uno. Obviamente supuso la canonización definitiva de la santa, casi alcanzando el grado de deidad. El segundo mando, patrocinado por el lado político de la familia.



Y para celebrar el nuevo miembro de la familia, de nuevo los compañeros del gremio, me hicieron un nuevo obsequio para poder soltar toda mi fuerza interior (en realidad, ira). Obviamente, el grado de realismo no es total, pero la sensanción de lanzar un kamehame... Hay cosas que no tienen precio, y gente que tampoco. Mil esker a todos.

 

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