Los blancos no la saben meter.

No suelo leer los comentarios de opinión de los fanzines de los dos principales equipos de fútbol pero de vez en cuando, y para animar las aburridas mañanas laborales a base de polémica de bar, Rober me hace llegar alguno que otro.

No quería hablar sobre el tema eterno de los jugadores de primera y de segunda, en la palestra en la actualidad por el caso McDonald, pero la sarta de tonterías nacidas de la pluma de Víctor Mora, habitual generador de despropósitos sobre la pelota naranja en el boletín madridista AS. Copio textualmente sus palabras de la versión digital y paso a responder. (Como podéis comprobar, he dejado mi objetividad guardadita en un cajón, a la espera de temas más interesantes en los que emplearle)

Si el Tau fichara españoles... (Juan Mora,03/10/2007)

En tiempos fueron los comunitarios B; ahora, los comunitarios asimilados. El Tau siempre anda metido en líos, siempre está al borde del abismo, siempre lanza un desafío a la legalidad. Y los líos vienen siempre por lo mismo, por su rechazo al jugador español. Será por la relación calidad/precio, pero es el único club que se plantea esta cuestión. Todos los demás tienen jugadores españoles y así no se ven obligados a hacer filigranas para hacer la plantilla. Al Tau nadie le impide tener dos extranjeros; tampoco, los comunitarios que desee. Pero eso sí, tiene que cumplir el pacto de cuatro jugadores seleccionables en una plantilla de once. Pues ni aún así lo cumple en base a situaciones contractuales anteriores que se le respetan.

El Tau tiene, además de a McDonald, su estadounidense en conflicto, a otros dos, Mickeal y Singleton, éste lesionado, al lituano Jasaitis, al bosnio Teletovic, al serbio Rakocevic, al croata Planinic, al argentino con pasaporte italiano y casado con una española Prigioni y al brasileño con pasaporte español Splitter, no seleccionables estos dos. Españoles en la plantilla son Vidal y Lucho Fernández, de 32 años, fichado tras haber jugado en León, Calpe, Bilbao, La Palma, Los Barrios y Ferrol para ocupar obligatoriamente la plaza española dejada por el argentino Scola, quien jugaba con pasaporte español. Sin españoles útiles en el equipo, fuerza la entrada de comunitarios para dejar libres las dos plazas de extranjeros y de ahí le vienen los líos.


Mi respuesta:

La población de Vitoria alcanza las 231.865 habitantes, una base más que reducida para generar una cantera sólida y estable en un club de un deporte que hasta que las audiencias no demuestren lo contrario habrá que considerarlo minoritario. ¿Qué habrá que hacer entonces? ¿Pagar sobreprecios por jugadores limitados para que José Luis Llorente y José Luis Sáez tengan un pan que llevarse a la boca, o comportarse como una empresa eficiente y tratar de obtener recursos a bajo coste, de elevado rendimiento, y tratar de obtener una remuneración elevada de su producto? Esa materia prima se ha de buscar en un mercado más amplio que el local.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos estipula en su artículo 23 que "Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo", mientras que en el artículo 2 dice "Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición". Es decir, que determinar una diferencia entre la tipología de jugador en función de su origen o lugar de nacimiento, parece, al menos, falta de tacto. En la vida real, no veo cupos en las empresas sobre el número de trabajadores extranjeros que puedan desempeñar su labor, pero en el deporte sí. La excusa es resguardar la cantera y evitar que la desertización de las elecciones o una considerable caída en su competitividad (por lo tanto, podrían eliminar los cupos en el fútbol)

Pero esa idea se basa en la potencial actuación negligente de los directivos de los clubes que favorecerían a los jugadores extranjeros en detrimento de los nacionales, una actuación más habitual en el fútbol. La nacionalidad del jugador no importa, sólo su calidad. El ejemplo de Calderón es el mejor. Si es bueno, jugará en la liga de primer nivel. Si no, se buscará un sustituto, sin ser relevante el origen.

Si jugara sin españoles el Baskonia se evitaría problemas. Y tanto, viajarías menos ya que no alcanzaría ni finales europeas, ni nacionales. Quizás no iría ni a la Copa de la liga (llamarla del Rey si no la entrega nunca es un insulto). Con su política de fichajes el Baskonia ha alcanzado dos finales europeas (tres Final Four), tres finales de liga (ganado una), tres copas del rey y tres torneos de la galleta... digo Supercopas en los últimos seis años.

Lo que exige el Baskonia es que se le considere asimilado o comunitario y en cuanto reciba el pasaporte, español a Will McDonald en virtud de su matrimonio con una nativa española. Lo que establece el Código Civil, por encima, entiendo, de las normas paridas por el contuvernio FEB-AEB que ven peligrar el trozo del pastel que el discurso nacionalista español les ha permitido mantener. Aquellos, que cuando surgió el caso de los comunitarios B, se llevaron a las manos la cabeza, deberían pedir disculpas al ver que tiene una selección campeona del mundo a pesar de las hordas de extranjeros que han tomado la ACB. El temor a la extranjero se llama xenofobia. Pero en el deporte, ese adjetivo sólo se le puede dar a la grada. Nunca al palco.

 

2 Comments:

  1. Rober said...
    No quiero ser vanal, pero matrimonio de conveniencia ??
    Y TAN CONVENIENTE !!!

    http://www.20minutos.es/noticia/284544/0/eva/will/mcdonald/
    Anónimo said...
    Los blancos no la saben meter... y tú a no sabes escribir!!!

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