La vergüenza
domingo, 21 de septiembre de 2008
Chorizos, ladrones, rateros, asesinos, maltratadores, violadores, estafadores, usurpadores, homicidas, prevaricadores, usureros, pederastas, corruptores, secuestradores, terroristas y delincuentes en general. Felicidades. Mi más calurosa enhorabuena a todos vosotros porque desde el pasado jueves, delinquir es gratuito. O al menos, eso es lo que ha dado a entender el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) al perdonar a la juez del Registro Civil de Dénia (Alicante), Laura Alabau, que se negó a oficiar bodas de parejas del mismo sexo. Es decir, que no cumplir con la legislación vigente es un comportamiento eximido de culpa y por ende de castigo. Así que, asumamos el escenario de anarquismo radical y demos rienda suelta a nuestros instintos más bajos, aquellos que incluso limiten o invadan la libertad del prójimo. Total, el CGPJ, la institución que regula las decisiones, actos y comportamientos de los representantes del poder judicial no ven problema alguno en incumplir las obligaciones, que en el caso de un juez es cumplir y hacer cumplir la justicia, la serie de normas que los representantes del pueblo han definido, el poder legislativo.
Soslayando el sencillo camino de la ironía, es alarmante un hecho como éste. En primer lugar, un representante del poder judicial que se niega a acatar las leyes por el hecho de que no está de acuerdo con ellas. Definidas por un órgano superior al suyo, el colectivo de individuos que conforman la nación en la que vive, si le produce incomodidad normas como las establecidas en la actualidad, no le queda más solución que abandonar su cargo y convertirse en aquel instrumento que le permita redefinir las leyes a su parecer. Más sangrante es el papel del CGPJ, que perdona uno de sus "empleados" a pesar de que se haya negado en varias ocasiones a cumplir con su deber, delimitado por la legislación nacional. Ciertamente que se puedes esperar del corporativismo. Jueces que juzgan a otros jueces. Quizás lo increíble es que me asombre la sentencia.
Soslayando el sencillo camino de la ironía, es alarmante un hecho como éste. En primer lugar, un representante del poder judicial que se niega a acatar las leyes por el hecho de que no está de acuerdo con ellas. Definidas por un órgano superior al suyo, el colectivo de individuos que conforman la nación en la que vive, si le produce incomodidad normas como las establecidas en la actualidad, no le queda más solución que abandonar su cargo y convertirse en aquel instrumento que le permita redefinir las leyes a su parecer. Más sangrante es el papel del CGPJ, que perdona uno de sus "empleados" a pesar de que se haya negado en varias ocasiones a cumplir con su deber, delimitado por la legislación nacional. Ciertamente que se puedes esperar del corporativismo. Jueces que juzgan a otros jueces. Quizás lo increíble es que me asombre la sentencia.
Etiquetas: Sociedad
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